Random thoughts autumn 2023

Algo del otoño, quizá, nos lleva irremediablemente a la nostalgia. Es acaso la gran metáfora que nos evoca, en su parsimonioso desnudar de hojas a los árboles: el ocaso del año… y, en los últimos tiempos, espejo sepia del propio tiempo menguante.

Si bien no suelo enaltecer al pasado —tengo claro el sustento de cada decisión—; los años me ofrecen cierta lucidez, la prerrogativa de alguna añoranza… la paz de avizorar opciones desdeñadas durante largo tiempo ya.

Sí, he llevado mi vida a voluntad, siguiendo la brújula certera que se nutre, equilibradamente, de mi razón y mi intuición. He buscado, sobre todo, congruencia. Han sucedido, sin embargo, momentos donde creo que la pierdo: que se escurre entre mis manos por más que me esfuerce en asirla.

Pensar en el futuro, de pronto, es inevitable. Será que —al menos aquel futuro imaginado en la infancia o juventud— se siente ahora más próximo que nunca. Estoy, lo mismo que los árboles en otoño, despidiéndome de mis hojas; quedándome desnuda de cosas, momentos, personas.

De pronto, sí, las certezas son menos, pero más claras. A ese futuro voy armada de memorias y palabras. Ojalá —me digo como en secreto—, ojalá para mis manos un oasis de ternura; ojalá los besos más dulces, el abrazo más entrañable. Ojalá un amor con el fuego que estalla en el cielo, justo antes de la noche.

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Octubre 2023