Octubre 2023

Hoy, al registrar algunos datos, no pude evitar notarlo: a la agenda de este año le restan poquísimas páginas. El 2023 —prácticamente— ya se fue.

La vida no se detiene. Cada año se suma y, en este punto, soy una mujer de 47 que sigue al timón de una nave sutil y poderosa, entre aguas de pronto calmas, luego furiosas.

En este 2023 he ido sacudiéndome el miedo: ese manto-cadena que nos dejó el tiempo confinados por la pandemia. Este, en verdad,  ha sido un año con días luminosos, grandes alegrías, presencias entrañables. Yo me abrazo a esos días (con sus noches), alegrías y presencias. Entiendo que la vida va siendo —justo— esos momentos; al menos la vida que deseo recordar.

Si bien llevo en la boca un dejo de nostalgia, esta sensación de no hacer lo suficiente; la balanza se inclina a mi favor.

No me despido aún, 2023. Solo deseo agradecer lo que, hasta este punto del camino, hemos avanzado.

Ya vendrá diciembre… mis reflexiones finales. En tanto: gracias.

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