Grietas del idioma

Algunos regalos de la vida llegan cuando menos los esperas. Leer poesía en voz alta (lo tengo claro por todos estos años de Lunas Bravas) es una fuente auténtica de felicidad. Cuando recibí el mensaje con la invitación de Wilfrido Terrazas, para leer poemas de Reina María Rodríguez —junto a un ensamble dirigido por él—, no lo pensé dos veces: ¡claro que sí!

Justo en la semana anterior, mi amiga Olga me habló de la poeta cubana, pero nunca antes la había leído. Cuando Willy y Philippe me enviaron los textos y los audios con los poemas en voz de la misma Reina María, mi cabeza voló y empecé a tuitear:

Acercarse a la obra poética de alguien, por primera vez, es descubrir la vida desde su mirada, su entorno, historia y sí misma. Es maravillarse en sus palabras: la alquimia en la que todo ello, finalmente, se ordena sobre sus páginas. (Ver tuit).

Lectura tras relectura de los poemas que formarían parte de GRIETAS DEL IDIOMA, la autora me conmovía cada vez más. La cubana —que ganó los premios Nacional de Literatura de Cuba, en 2013, y el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en 2014—, logra imágenes poderosísimas entre sus versos fecundos, como la tierra caribeña de sus memorias. Sutil, su pluma devela toda la nostalgia del exilio. Escribe como la más cercana de las amigas, la más entrañable de las hermanas… y sus poemas son espejos en los que de pronto, como de reojo, es posible encontrarse:

Leer a una poeta, a veces, es encontrar que somos —un poco— esa hija que ella es... que compartimos —también— algo de esa madre que ella es... y añoramos lo mismo que la amante que ella es mirando una franjita de mar, mientras «entrelazados las manos y los pies sobre la cama».

La tarde del ensayo, en UCSD, con todo el ensamble, Willy, Boris, Mariana y Philippe, fue impresionante. Si bien conozco desde hace algunos años el trabajo (y talento) de Wilfrido, no deja de maravillarme cómo trabaja la mente de las personas que hacen música: su lenguaje, esa manera de construir el sonido y darle el sentido justo. El trabajo de Willy con la obra de Reina María Rodríguez y Mohsen Emadie fue increíblemente preciso, como pueden serlo algunas traducciones de poesía que, lejos de toda literalidad, recuperan con justicia la luz del mensaje en la lengua original. 

La noche del viernes 18 de octubre, en The Front arte y cultura, de San Ysidro, fue una experiencia que llevaré conmigo siempre. Lo sé porque vivencias así, que te conmueven en todos los sentidos posibles, son entrañables. Tuve, además, la enorme alegría de compartirla con Olga y Mely, dos mujeres que admiro, respeto y quiero con todo mi corazón. 

Mi agradecimiento sincero a Wilfrido Terrazas, por la invitación. A Philippe y Nadia por "Pasajes". A Reina María y a Mohsen, por su poesía. A Mariana y Boris, por la maravilla en voz y piano. A Willy, de nuevo, por su genialidad.

Finalmente, hoy termino de escribir este texto, de reunir los tuits que surgieron durante el proceso, porque en mi mente todavía flotaban —en todo su luminoso esplendor— las memorias; para dejar registro de la sonrisa que aún llevo puesta. Y sigo leyendo a Reina María Rodríguez, porque ya se convirtió en poeta de cabecera. 

Tijuana, B. C., 27 de octubre de 2024.

Flyer oficial.

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